Mi papá me pidió que lo acompaña a ver el clásico al estadio. Soy inocente, quien dijo que eso era como pelea de gallos? Nadie me lo advirtió. Me vestí como suelo salir siempre, con mi jean algo ajustado, un polo pegado y una chompita para el frío. En los pies tenía botas. (¿Porqué?!?!) Terminaron hechas leña. No hay hombre que no te mire de los pies a la cabeza como si fueras un marciano nunca antes visto.
Nadie me dijo que debíamos caminar cientos de kilómetros para llegar a la puerta. Se me hizo infinito, no teníamos cuándo llegar. Al fin vi la puerta muy a lo lejos y ni qué decirles. La cola tenía más de dos cuadras!! Ni hablar, yo haciendo cola?!? Dónde se ha visto eso? Quería morirme y si les describo qué tipo de gente había, dejarían de leer mi post. Puro "macho" sin polo, con una cinta en la cabeza del equipo al que pertenecía. Una especie de tela sucia y cochina a la que le denominaban injustamente: bandera. La sacudían contra el viento una y otra vez. Alguien puede decirles que sea lo que hagan no van a cambiar el resultado del partido? No entiendo por qué no lo entienden.
Luego del terrible espectáculo que vi, entramos a la tribuna. Se escuchaba el aliento de los fieles casi en la oreja. Canciones que eran cantadas casi como himnos. El hombrecito que grita "sanguché de pollo" o "canchita pa matar el hambre" y otras frases más que ni me acuerdo. Daba miedo probar cualquier cosa, ¿de dónde los traerían me pregunto? Me la pase tomando mi agua Evian que lleve en la cartera y no veía la hora de salir de esa locura. Si algo aprendí fue a nunca jamás regresar a un sitio así. De fashion no tiene ni el nombre.
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