El otro día recordé que tenía que comprar uno de estos “cargadores universales” para diferentes aparatos. Barajando posibles tiendas, entre otras, aparecieron Radioshack y Polvos Azules. Si hablamos de distancia, pues la primera me queda mucho más cerca, pero (como siempre) inclinó la balanza el precio; porque la calidad, al final, es la misma.
Entonces tomé mi mochila y salí para Polvos Azules. El camino desde mi casa no tarda más de 25 minutos, así que llegué muy rápido. Al entrar y dar los primeros pasos me di cuenta de cuantas veces había estado ahí y cuan útil me había sido para comprar, literalmente, DE TODO.
Y es que llevo años frecuentando Polvos y nunca me ha decepcionado, es decir, siempre he salido comprando algo. Si quieres ir al banco; comprar películas, videojuegos, ropa, zapatillas, adornos, pornografía, recuerdos peruanos, camisetas de fútbol, muñecos, televisores, radios, cámaras, dulces, menús, postres y pesas en un mismo día; pues date una vuelta por Polvos.
Te recomiendo que no hagas caso a la típica frase de “no vayas, es peligroso”; obviamente no vas a ir bañado en oro, pero yo he caminado por esas calles de la rica Vicky de lo más tranquilo. Otro consejo es siempre ir con la mentalidad del regateo. No estás en el Jockey donde llegas y pagas, NO, aquí tienes que meterle la conversada, el swin, el zig – zag mercantil para que salgas bien parado con un precio justo para ambos. Eso sí, trata de poner la cara más “criolla” que tengas, si te ven medio “lento”, eres presa fácil de los precios inflados. Y por último, si por ahí se te antoja una rica papa rellena o su causa de pollo, te sugiero que la comas en otro lado. No lo digo por el sabor o la salubridad (que a mi parecer, es de lo más normal) sino porque, ni bien pongas un pie en el segundo piso (patio de comidas), te veras asediado e invadido por cientos de muchachas que te pondrán sus hojas de platos en la cara, informándote de sus ofertas y rebajas, jaloneándote de un lado para otro; bueno, si te gusta ser manoseado, aventúrate.
Entonces, llegué a mi destino, 1º piso pegado a la derecha. Aparatos electrónicos (Polvos ya es como mi casa). Llegué, pregunté por el producto, estaba disponible. Entonces, entro en acción el juego del regateo: algunas palabras intercambiadas y listo. Me fui contento por mi victoria, no fue una gran rebaja, pero sirve para levantar la moral. Una vez más salí agradeciéndole a Polvos Azules por tener siempre lo que necesito.
Caía la tarde, entraba la noche, la ocasión ameritaba un snack. Felizmente la yuquera todavía no cerraba.
– Como no, joven. Aquí tiene.
– ¡Gracias mi tía! Cuídese.
Micro lleno, viaje de pie, pero tenía mi cargador y mis yucas. El regreso no pudo ser mejor.
broder yo no iba nunca a polvos azules porque era lejazos porque pense que todo era bamba y no sabia la cantidad de cosas que podía conseguir baratazas! buena voz men de peso!
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