Qué pendejo como juerguean los chibolos ahora, no? No hay fin de semana que no vea a un niño de 14 años intentando comprar puchos en un grifo o yéndose a esos antros de perdición donde le venden trago a menores de edad. Como diría mi mamá: los tiempos han cambiado.
Cuando yo estaba en el cole, mis amigos después de clases se iban a una bodega/ferretería donde les vendían chelas aún así estén con uniforme. ¡Qué bestia como la gente se zurra en la ley! Lo más gracioso es que siguen yendo al mismo lugar. A mí todavía no me dan permiso, pero igual me doy mis escapaditas.
Sin embargo, sin lugar a dudas, la mejor es la de los quinces. Todos los chibolos llegan así bien arregladitos con sus ternos nuevecitos y las chicas con sus vestidos de princesa + su maquillaje de tres horas. ¿Para qué tanta huevada si al final terminan todos semi-calatos, inyectándose suero en ambulancias y vomitando todo el piso del tono?
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